Mi mamá es fanática de las batas y yo de la comida, así que nos fuimos a dar una vuelta.
Recorrimos cada puesto, aunque no compramos gran cosa. Fue hasta que llegamos a los puestos de comida que me comenzaron a picar los bolsillos. En un puesto habían unos buñuelos gigantes (más grandes que mi estómago jejeje) que se acompañan con una rica miel de fruta (algo así como piloncillo hervido con guayabas) muy buena por cierto, y eso que no me gusta la guayaba., En ese mismo puesto habían otro tipo de buñuelos, similares a los bimbuñuelos Bimbo, pero enormes, del tamaño de un plato mediano, y con unas complicadas tramas y bañados con una lluvia de azúcar blanca.
Otro puesto tenía una gran variedad de pastas de mole oaxaqueño, así como diferentes presentaciones de chocolate natural para mesa en diferentes formas, bolitas, cigarros, tabletas, etc. El aroma era increíble, en verdad el chocolate Abuelita y el Mole Doña María se quedan cortos.
El siguiente puesto que llamó mi atención fue el de los helados. Yo comí uno de Leche quemada, pero probé el de mi madre de cerezas al licor, ambos en verdad deliciosos.
Luego siguió el puesto de pan... otra de mis debilidades... aunque nos medimos y solo compramos unas ricas gorditas de nata. Son unos panes un poco aplanados, de textura muy similar a un bisquet recién horneado, aunque su sabor es bastante peculiar, dulce, cremoso, y ligeramente envinado.
Finalmente nuestra última parada e cuanto a comida fue un puesto de cacahuatesy nueces, garapiñados y manzanas acarameladas. Ahí compré una manzana con caramelo cubierta con chile... Esa aún me está esperando.
No me dediqué en exclusiva a comprar comida, pero creo dejaré mi descubrimiento para otro post.
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