Mientras el viejo guerrero marchaba de regreso a casa analizaba su participación en esta guerra. En verdad vale la pena? Tanto sacrificio de parte suya y su familia. De su gente y sus propios compañeros, y todo por un territorio en el que ambos pueblos podrían vivir en paz, sin embargo el egoismo de sus corazones no los deja entrar en razón. Trataba de calmar su conciencia: Nosotros llegamos primero. Cultivamos esta tierra! prácticamente vimos nacer nuestros campos mientras que ellos la despreciaron mientras era solo tierra árida y seca... Por qué habríamos de cederla.
Luego refleccionaba: La vida no los ha tratado bien, perdieron todo lo que tenían, y las diferencias del pasado no les dejan compartir con nosotros esta tierra. Mi gente estaba dispuesta a recibirlos, a trabajar brazo a brazo, pero sus rencores no los dejarán ceder.
Al llegar a las cercanía de su aldea se dijo a si mismo... Que sea lo que Dios quiera.
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